jueves, 20 de noviembre de 2008

El tiempo en el relato


El análisis del tiempo en un texto narrativo se realiza tomando como referente las relaciones que se establecen entre el discurso (enunciado) y la historia (contenido).

En todo relato se puede observar una doble presencia del tiempo : existe un tiempo que corresponde a los sucesos referidos (historia) y otro que pertenece al discurso lingüístico (enunciado) por medio del cual esos sucesos son relatados. Esta doble presencia del tiempo es la que explica todas los juegos temporales que se pueden observar en los relatos. Por ejemplo, puede suceder que la infancia y adolescencia de un personaje se cuenten con solo algunas frases y un acontecimiento sumamente breve (subir una escalera) se narre a lo largo de páginas y páginas ; también puede ocurrir que un hecho puntual se narre varias veces y largos períodos temporales no se mencionen en absoluto.

Desde el punto de vista teórico, se denomina tiempo del relato al tiempo del discurso y tiempo de la historia al tiempo correspondiente a los sucesos narrados. Ahora bien, entre estas dos temporalidades se establecen diversas relaciones (de orden, de duración y de frecuencia) que pasaremos a estudiar.


Orden

Para estudiar este aspecto es necesario confrontar el orden a través del cual se disponen los acontecimientos en el discurso con el orden de sucesión de esos mismos hechos en la historia. Tomemos el ejemplo de un texto hipotético para ver con claridad este aspecto :

“ El señor feudal decidió encerrar a su esposa en una torre; tres meses antes una
doncella del palacio la había visto en los brazos de su escudero…”

Cuando se dice “ tres meses antes …”, hay que entender que lo que viene después en el discurso, había sucedido primero en la historia ya que si bien el adulterio se narra posteriormente, en realidad a nivel de la causalidad o lógica de las acciones* sucede primero (el adulterio de la mujer es el que motiva el encierro). A esta diferencia en el orden temporal se la denomina anacronía narrativa ya que es una distorsión temporal el hecho de que lo que se cuente después en el discurso pase primero en la historia.

Discurso: encierro adulterio = Historia: adulterio encierro

Enunciado lingüístico Hechos narrados


Por lo tanto, se puede definir la anacronía narrativa como una discordancia entre el orden de la historia y el orden del relato. Ahora bien, estas anacronías pueden ser retrospectivas cuando se producen con respecto al pasado (se cuenta después lo que sucede primero). En este caso, suelen tener la forma de un “racconto”, relato organizado de lo que sucedió antes, que se introduce a través de algún conector temporal : “unos meses atrás”, “durante su infancia”, etc., o utilizar una técnica que se denomina “flash back” , pantallazo súbito que corta el hilo narrativo para introducir sin previo aviso una escena o secuencia perteneciente al pasado. Muchas veces, este último recurso, se marca con un cambio en la tipografía del texto.

Cuando la anacronía se producen con respecto al futuro, es decir, se cuenta primero lo que sucede después, se la denomina anticipación. Para llevarla a cabo, se puede emplear un recurso que se llama “flash foward” , que es un pantallazo que anticipa de manera más o menos clara los sucesos que ocurrirán en el futuro. Muchas veces, este recurso suele tomar la forma de una visión, un sueño o una adivinación.


Toda anacronía (anticipación o retrospección) es, con respecto al relato en el cual se inserta o injerta, un relato secundario subordinado al primero. Por ejemplo, si en una novela se comienza refiriendo la boda de dos personajes y luego se lleva a cabo un relato retrospectivo de cómo se conocieron, esta última narración depende del relato principal que es el de la boda (relato primero) y puede designarse como un relato segundo de carácter informativo.

Cuando un texto comienza “in media res” , esto es, en la mitad de la historia, se crea la necesidad de insertar uno o más relatos secundarios retrospectivos que expliquen los antecedentes de la historia narrada. En El gaucho Martín Fierro, por ejemplo, se produce esta situación. En efecto, el narrador protagonista comienza a cantar su historia y, como necesita explicar el por qué de su situación actual de gaucho perseguido por la justicia y desertor, debe retroceder hacia el pasado inmediato (racconto) donde se encuentran las raíces de todos sus males.

Por el contrario, muchos relatos en primera persona (novelas de formación, picarescas o biográficas), como Demian de Hermann Hesse, se prestan a la inserción de anticipaciones pues por su carácter retrospectivo (cuentan lo que ya sucedió) el narrador, que desde su posición de adulto narra la historia de su propio crecimiento, está autorizado a hacer alusiones a un porvenir que él ya conoce (anticipaciones), como se puede observar en este ejemplo de la novela antes citada: “hacía tiempo que yo no me comportaba como un buen alumno, tiempo más tarde descubriría que hay caminos por los que Dios puede llevarnos a la soledad y a nosotros mismos. Ese sería el sendero que me conduciría a mí.”

Es importante aclarar que una vez establecidas las anacronías de un texto es necesario interpretar qué función cumplen dentro de él, pues el análisis no puede detenerse en la mera descripción de las discrepancias temporales que se producen entre el tiempo del relato y el de la historia. El manejo del tiempo es siempre parte de la estrategia global de una narración y está subordinado a aspectos estéticos, ideológicos y/o retóricos, es decir, al efecto que se quiere producir sobre el lector. Por ejemplo, en muchas novelas del escritor norteamericano William Faulkner, las continuas retrospecciones tienen como finalidad subrayar hasta qué punto el pasado determina el presente y el futuro de sus personajes. En el caso de nuestro Martín Fierro, es evidente que el relato de su vida pasada sirve para probar las razones de su condición de excluido en un sistema social y político que no le da cabida al gaucho.

En muchas narraciones el relato de sucesos futuros, bajo la forma de sueños o visiones, actúa como anuncio de un destino fatal e ineludible, como sucede en El sueño de los héroes de Adolfo Bioy Casares, con lo cual desde el punto de vista estético se crea un clima saturado de premoniciones :

“Soñó que llegaba a un salón, iluminado con velas, donde había una mesa redonda, muy grande, a la que estaban sentados los héroes, jugando a la baraja. […] Los jugadores se disputaban el derecho a subir al trono, vale decir, a ocupar el puesto principal y de ser considerados el primero de los héroes. […] Gauna advirtió que un camino de alfombbra roja, como la que había, según es fama, en el Royal, llevaba directamente hasta el asiento. Cuando procuraba entender todo esto despertó.[…] Gauna trató de llamar la atención de los muchachos sobre el hecho de que él hubiera soñado con héroes antes de saber que existían y antes de ver las estatuas.”

(Fragmento) El sueño de los héroes, Buenos Aires, Emecé, 5ta. edición, 1989.

Duración

La duración temporal de un texto narrativo se establece a partir de la relación entre lo que dura la historia que se cuenta (un año, un mes, una hora) y la longitud del enunciado narrativo que la refiere, medida en líneas y páginas.

Así en Las mil y una noches se relatan en apenas cuatro líneas los tres años a través de los cuales se fueron reclutando las víctimas del sultán (A lo largo de tres sangrientos años, la despiadada ley impuesta por el monarca se cumplió al pie de la letra. Todas las regiones del reino se llenaron de dolor y espanto porque hasta los más lejanos y ocultos rincones llegaban los enviados del rey para buscar a las jóvenes que habrían de ser ejecutadas después de compartir, tan solo una noche, el tálamo real.) y, por el contrario, el momento en que el visir confía el motivo de su preocupación a Scheherezade (una conversación de no más de media hora en términos de historia) lleva páginas y páginas de desarrollo, pues evidentemente el carácter dramático y clave de esta situación se desea enfatizar en el texto.

La relación de duración entre historia y relato tiene que ver con el desarrollo de un tempo o ritmo narrativo. Ahora bien, este ritmo se logra, al igual que en una pieza musical, a través de cuatro movimientos, esto es, recursos narrativos, fundamentales :

· Elipsis: Es un recurso que consiste en suprimir información no contándola. El uso de esta técnica proporciona una máxima velocidad a la narración pues a través de ella se pueden eliminar, ya que no se mencionan en absoluto, grandes períodos temporales pertenecientes a la historia. Si escribo “Finalizada la guerra de Troya, Ulises regresó a Ítaca”, estoy silenciando diez años en la historia de este personaje y, de este modo, imprimo una máxima velocidad al relato.

· Pausa descriptiva: La detención temporal que supone toda descripción otorga una velocidad mínima al relato. Esto se percibe claramente cuando leemos textos pertenecientes al realismo literario (siglo XIX) como Madame Bovary de Gustave Flaubert, cuya escritura plagada de descripciones resulta, por momentos, de ritmo muy lento para el lector actual.. En este tipo de narraciones la acción parece detenerse a cada momento, pero ello se debe a la importancia decisiva que tienen los indicios de ambiente y personaje en relación con la estética y la ideología del realismo, movimiento que intenta “reflejar la vida con total veracidad y con los métodos de la ciencias positivas” para lo cual emplea recursos que persiguen el “efecto realidad”.

· Escena dialogada ./ Relato sumario: Estos recursos introducen una velocidad intermedia en la narración. El primero de ellos, la escena dialogada (diálogos entre personajes que se incluyen en un relato), tiende, sin embargo, hacia una mayor lentitud que el segundo, relato sumario , que sugiere un ritmo más rápido. Ejemplo de estas técnicas serían el diálogo entre Scheherezade y su padre (escena dialogada) y la referencia a los tres años sangrientos del reinado del sultán ( relato sumario) en Las mil y una noches.

Por lo general, en lo que podríamos denominar el relato clásico, lo más común es una alternancia entre escena dialogada y relato sumario, aunque la elipsis y la pausa descriptiva son muy usadas también.


Frecuencia

Por último, un estudio exhaustivo del manejo del tiempo en un texto narrativo no puede dejar de tener en cuenta la frecuencia narrativa de un relato, que puede tener, como el verbo, dos aspectos* : repetitivo (iterativo) y puntual.

· El aspecto puntual se reconoce cuando en un texto se producen dos situaciones :

Se cuenta una vez lo que ha ocurrido una vez (Ejemplo: “ Juan salió rumbo a China con la certidumbre de que no volvería a ver nunca más ni el cielo ni el sol de su tierra”.


Se refiere una vez lo que ha ocurrido muchas veces (Ejemplo: “Como todos los días, las chicas saludaron a su madre con la mano en alto”.)


· El aspecto iterativo consiste en narrar muchas veces lo que ha ocurrido una sola vez . Este recurso es característico de la narración moderna, pues supone un trabajo obsesivo del discurso que vuelve una y otra vez sobre un hecho puntual de la historia que desea destacar por su importancia significativa. En El extranjero, de Albert Camus, los episodios correspondientes al velatorio y entierro de la madre del protagonista (Mersault) son relatados varias veces, pues la sociedad encuentra en esos hechos la prueba irrefutable de su criminalidad.

También, como en los casos anteriores, es necesario observar cuál es el efecto que se persigue con el empleo de un aspecto iterativo o puntual dentro de un texto narrativo. En la narrativa de William Faulkner, por ejemplo, es frecuente que un hecho del pasado sea narrado obsesivamente. Una de las posibles explicaciones de esta estrategia es que, en sus novelas, los personajes están determinados por el pasado al que vuelven una y otra vez sin poder desprenderse de él, ya que son como fantasmas atrapados por las acciones propias o ajenas ocurridas con anterioridad.
Basado en Figuras III de G. Genette

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